Argentina genera 120 mil toneladas de basura electrónica por año. En el país aún no hay ley para el tratamiento de ese tipo de residuos. En Rosario, en cuatro meses empezará a funcionar la primera planta. Especialistas venezolanos llegan para analizar el modelo.
Según estimaciones del INTI, en Argentina se desechan unas “120 mil toneladas de basura electrónica por año”. En diálogo con Página/12, Guillermo Salvatierra, presidente del instituto, señaló que “frente a la necesidad de lograr una gestión ambientalmente segura de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), diversos países latinoamericanos han emprendido acciones, tales como la elaboración de diagnósticos, actividades de recolección, campañas de educación a la población, mesas de trabajo y propuestas colectivas”.
“El proyecto de la planta rosarina, que comenzará a funcionar en cuatro meses, contempla los aspectos ambientales para el tratamiento de los equipos electrónicos en desuso, con el objetivo de promover su reacondicionamiento, reciclado y disposición final de los elementos peligrosos que contienen”, comentó Salvatierra. Agregó: “Los equipos reacondicionados serán entregados a escuelas públicas de la provincia de Santa Fe, generando inclusión digital de los docentes y los alumnos para posibilitar una mayor aptitud laboral futura”.
Por su parte, Mauro Albornoz, ingeniero industrial y especialista en Residuos Sólidos Urbanos (RSU) del INTI, explicó a este diario que “los elementos contaminantes que se encuentran en las placas internas de una PC son variados. Fósforo, plomo, cadmio, berilio, bario, PVC, mercurio y cromo hexavalente son las sustancias más tóxicas”.
“Si no se trata de manera correcta, una vez que el residuo electrónico llega a los basurales o quemas empieza a tener un impacto sobre la salud de los ciudadanos, ocasionando serios problemas respiratorios, alergias, irritación en los ojos y piel, afecciones en riñones y huesos y daños en el sistema nervioso central, entre otros”, afirmó Albornoz.
Según informaron desde el INTI, el trabajo que realizarán en el complejo de Rosario estará dividido en etapas bien definidas. “En la primera –antes de desmontar, triturar, cortar o prensar el aparato– deberán extraerse todos los componentes y sustancias que pueden suponer riesgo mediomabiental o sanitario. Luego, con el desmontaje a mano del aparato se identificarán fácilmente los elementos que funcionan, para volverlos a comercializar.”
Por último, “en la etapa de reciclado del aparato se extraerán los elementos peligrosos, seguido de la granulación y triturado para extraer las materias primas reciclables (plásticos, metales ferrosos y no ferrosos)”. Además, “se realizará reciclaje químico, de las placas de circuitos impresos que contienen metales preciosos, como oro y plata”.
Por su parte, Héctor González, director del programa de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) del INTI, dijo a este diario que mediante la propuesta que lanzarán en los próximos meses “los materiales ingresarán al circuito de reciclado de un grupo de cooperativas de trabajo que los analizará, para luego transformarlos en nuevos insumos industriales y productos finales, y así donarlos a escuelas públicas y organizaciones comunitarias”.
Además, funcionarios venezolanos acordaron un plan de trabajo con autoridades del instituto destinado a recibir asesoramiento técnico en la gestión de residuos electrónicos. Un equipo de técnicos y especialistas del INTI realizará una misión de reconocimiento en las próximas semanas al país bolivariano con el fin de evaluar allí la situación de los RAEE y acordar un plan de trabajo entre ambos países.
“A pedido de Venezuela realizaremos un diagnóstico del parque de computadoras, aunando el concepto de territorio y ambiente. Pensar globalmente y actuar localmente sería el primer paso, ya que hay un sinnúmero de acciones a desarrollar en esta materia”, afirmó Salvatierra.
“Hay que legislar proactivamente, asignar responsabilidades a proveedores, intermediarios y usuarios, implementar certificaciones de reducción de uso y de tratamiento posterior de los contaminantes, realizar campañas de concientización de los diversos actores sociales y promover la creación de plantas de reciclado y tratamiento final de contaminantes, atendiendo a la recuperación de uso de partes y componentes materiales”, opinó el referente del INTI.
“La fuerte vinculación del instituto con Venezuela facilita nuestro apoyo para la resolución de estos problemas, a partir de estrategias tendientes a evitar transformar el residuo urbano en peligroso, reciclar la mayor cantidad de partes posibles y reutilizar los componentes de los productos para no acortar artificialmente su ciclo de vida”, sintetizó el referente del INTI.
Informe: Sabrina Améndola.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-188000-2012-02-21.html