«El concurso de fotografía de Unicef nos abre los ojos y hace que nos demos cuenta de las dificultades que atraviesan los niños que viven en unas insoportables e inimaginables condiciones de vida» aseguró la patrona alemana de la ONG en Alemania, Bettina Wulff, durante la ceremonia de entrega de la ‘Foto del año UNICEF’ que tuvo lugar en Berlín.
Una entrega en la que el fotógrafo español JM López consiguió el segundo premio por su retrato de una niña guatemalteca de seis años con desnutrición severa. La imagen, titulada ‘Guatemala: marcada por la desnutrición’, recuerda que en ese país un millón de niños padece hambre. De hecho, la mitad de los menores de cinco años sufren desnutrición crónica, lo que convierte a Guatemala en uno de los países con mayor porcentaje de menores de cinco años desnutridos del mundo.
Pero el primer premio recayó en el fotógrafo alemán de 30 años, Kai Löffelbein, cuya instantánea muestra a un niño en el horrible y tóxico vertedero de Agbogbloshie, cerca de Accra, la capital de Ghana. Rodeado de gases altamente tóxicos y residuos electrónicos de los países occidentales, alzando un monitor sobre su cabeza lo que a primera vista le hace parecer en actitud triunfante. De acuerdo con Naciones Unidas 100.000 toneladas de residuos electrónicos se exportan de Alemania a África cada año. El contraste no puede ser más evidente: por un lado el gran avance tecnológico y por el otro, la miseria y destrucción de las personas y su medio ambiente.
«La fotografía de este año 2011 apela a nuestro sentido de la responsabilidad. Se muestra el lado oscuro del desarrollo tecnológico, evidenciando cómo los desechos electrónicos pueden ser una amenaza para la vida de los niños en otros continentes» sentenció Wulff.
El tercer premio fue otorgado a la estadounidense Mary F. Calvert por su trabajo en Nigeria. Su fotografía muestra la vacunación de niños contra la poliomielitis al norte del estado de Kano. La desinformación y no vacunación en esta región de Nigeria generó una epidemia que acabó con muchas vidas, y sigue siendo una gran amenaza para la vida de los niños en otros países
Fuente: ELMUNDO.es | Madrid